2020

Querido 2020 (o no tan querido):

Otra cosa no sé, pero que serás recordado, de eso no hay duda. Siempre le digo a mis hijos que te estudiarán cuando sean más mayores y que sus hijos (mis nietos) también lo harán y que siempre les podrán explicar que ellos vivieron la pandemia cuando eran pequeños. Les explicarán que la gente tenía que ir con mascarillas por la calle y que debían mantener una distancia de seguridad, que antes de entrar en la escuela les tomaban la temperatura y les hacían desinfectarse las manos, que les robaste abrazos, besos y el contacto con muchas personas.

Si hago balance de cómo me ha ido contigo, el resultado no es malo. Me han pasado muchas cosas buenas; me has devuelto a personas que echaba mucho de menos, me has aportado amistades nuevas que sé que son de las que se quedan para siempre, ha nacido una niña que es la luz de tres personas muy importantes para mí y hemos podido reformar y mudarnos al que es ahora nuestro hogar y que es perfecto.

Incluso diría que me siento agradecida porque de todos los que te has llevado injustamente, como consecuencia del maldito virus, ninguno es cercano a mí y porque el virus no tocó a los niños. Esto hubiese sido imperdonable.

Pero si te analizo, te odio profundamente, sobre todo porque entre los meses de marzo y mayo paraste mi mundo. Paraste mi vida y la de la mayoría. Me robaste el contacto con mis hermanas, sobrinos, padres, amigos… con todo aquel al que quiero y lo hiciste sin aviso y sin fecha de regreso. Porque me hiciste vivir incertidumbre, miedo y angustia, porque salir a la calle se convirtió en algo triste, porque vaciaste las escuelas y los parques de las risas y la felicidad de los más pequeños, porque la gente se moría sola en los hospitales o, incluso, en sus casas, porque, en definitiva, nos fallaste en muchos sentidos.

Pese a todo, quiero guardar el recuerdo de aquello bueno dentro de lo malo que provocaste; el significado de los aplausos de la gente en las ventanas y los balcones a las 8 de la tarde agradeciendo a nuestros héroes de bata blanca su lucha porque no te llevases a más gente, la lucha de esos científicos que han trabajado a contracorriente por una vacuna que nos salve de lo que nos trajiste y que lo han conseguido en un tiempo récord, la lección de vida de los niños que nos han demostrado ser lo mejor de la vida, pese a ser considerados ciudadanos de segunda, y enseñarme a valorar un beso o un abrazo de aquel al que quiero, a valorar el tiempo en familia y con amigos, de saber que no todo es para siempre y que los momentos felices son lo que importan al final de todo.

Así que, hasta siempre 2020, no diré que fue un placer vivirte, pero sí lo fue sobrevivirte.

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